lunes, 25 de julio de 2011

MIRADAS CÓMPLICES


La distancia entre mis ojos y los tuyos un pequeño punto en el horizonte pueden ser, puede ser tan ínfima como el resto de la vida, esa que en el tiempo parece ser larga, pero la vida misma se encarga de mostrarte cuan corta es. Los espacios de ilusión, las ranuras de tristezas, las avenidas de alegrías, las cortas esperanzas, son como tu mirada y la mía también, son el alimento del día y la noche, caminan juntas para no perder la simple armonía. El espacio que marca el amor y la pasión, es como una mirada perdida en la bruma de una callejuela olvidada, estás frente a mí, no te has de engañar, te miro y te vuelvo a mirar, aunque mucho tenga que caminar, tus ojos no dejaran de gritar, estoy aquí no me puedes ignorar, la distancia es pequeña aunque el infinito nos pueda separar, tus ojos y los míos son cómplices aunque no lo quisieran ser, algún día pudieron sufrir, pero también supieron reír, ante ellos nada se puede ocultar, protegen todo lo que se puede mirar, es tu mirada y la mía también, cuando un día tu silueta las sombras quisieron esconder, mis ojos iluminaron el camino principal, sabiendo que tu mirada estaba en un rincón, nuevamente era la cómplice ideal, llovía y nada se podía ocultar, otra vez la distancia se vistió con ropaje otoñal, nuestros ojos se sentaron a mirar una nueva balada que esa noche se volvería a escribir, la vieja porcelana no era capaz de identificar todos los sentimientos, se puede ir la tarde y dejar una queja o un poema quizás , llueve y nuestros ojos se vuelven a abrasar, un dulce placer y un sueño en el tibio rincón, un paisaje se dibuja con las gotas de unas lágrimas que logran caer, la lluvia no termina su conversación, se pierde en un poema de dulce pasión, poema que oímos y también lo podemos ver, son nuestras miradas que se alejan de días grises y buscan la nueva primavera, buscan sueños, como jóvenes que corren desnudos por el pastizal, tus ojos y los míos, que poema vamos a contar, mirada distante, miradas cómplices que una mañana se vuelven a encontrar, la distancia pareciera no existir, no tienen lenguaje particular, escuchen la melodía de una mirada madura e inocente, son caminos que absorben el agua de madrugada, mirada, otra mirada más, se suelen multiplicar, ya no sé qué puedes decir, ni el tiempo ni la distancia impedirá que ellas vuelvan a bailar, cada una se sabe amar, son tus ojos y los míos, son miradas cómplices hasta el final.
Adonis Palomar.

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