martes, 7 de diciembre de 2010

REFLEXION A LA VIDA















Mirando desaprensivamente el horizonte, me encuentro analizando los momentos de nuestra vida, una vida mas, una como tantas de las que existen en este mundo, una luz en el horizonte me señala la dirección de un pensamiento extraño, me indica que somos seres que estamos para agradecer a la vida y no para maldecir de ella, cuanto mas podemos hacer cuando nos equivocamos, cuanto mas podemos maldecir por lo que no tenemos o no somos, cuanto mas sinceros podemos ser con nuestros egoísmos, la vida no nos permite ser injustos con nosotros mismos, pero nosotros podemos permitirnos ser injustos con los demás, paradoja de la realidad, buscar lo positivo de lo negativo, buscar la verdad de la mentira, buscar el equilibrio en nuestras aspiraciones, todo cuanto esté a nuestro alcance estará muy lejano, todo cuanto sea verdadero podrá ser incierto, ese es el juego de la existencia, no podemos pretender ser mas sin ser menos, no podemos pretender tenerlo todo si no damos nada a cambio, no podemos pedir justicia si no somos justos, es el blanco y el negro, eres tu y yo, es la esencia de la vida. Sigo mirando el manto blanco que esta mas allá, la luz del horizonte me vuelve a encandilar, pareciera querer indicar algo, trato de encajar las piezas, y vuelvo a entrar en la senda de los recuerdos, los pensamientos se mezclan, van y vienen, es como el paso del tiempo, tratamos de detenerlo cuando el momento es placentero, pero cuando la amargura llega, anhelamos cerrar los ojos y despertar en otro instante, no podemos negar la verdad de la vida, tenemos que entender que esta es la afirmación y la negación, es el todo y la nada, entonces por que no razonar adecuadamente, vivir en un mundo mejor es tan simple como la carrera que corre la vida, ser trasparente contigo mismo es dar a tu prójimo lo mismo, la vida te da y te exige, no podemos pretender lo contrario, buscar la felicidad es el trabajo que tenemos día a día, para ello, la vida, nuestra vida, nos recuerda a cada instante lo que somos, mortales, simples mortales, que se equivocan, cometen errores, lloran y ríen, caen y se vuelven a parar, la vida no nos exige nada extraordinario, solo nos pide reconocer que somos hombres y mujeres que nos debemos a nosotros mismos, nada mal para creer que vivimos en un imperfecto mundo, donde conviven seres extraños, seres humanos, casi humanos, si, casi humanos.
Adonis Palomar.