viernes, 30 de septiembre de 2011

EL GRITO JOVEN


Muchachos que merodean por las praderas de la gran ciudad, simpáticas y sensible chicas que gritan y exigen como si un mundo está por partir, alcahuetes de nobles espíritus jóvenes, se inicia el jaleo y se llena el bolsillo de frustraciones escolares, allá van, nuevamente con los labios apretados y sin callar sus viejos dichos, quien fuese ustedes nuevamente para andar con abrigo y estar en un nuevo despertar, gritos con añoranzas pregonan una gran verdad, manojillos de hierva de una soledad, no tengan penas, no teman a ver caer una lagrima de una nueva oportunidad, cada noche todas las almas dan palmadas y cantan sus males, entre sus despertares está la nueva vida, gritan con la verdad de amores de siempre, allá van, marchando con nueva intensidad, allá van alzando sus brazos al sol, comprometiendo sus mantas y ropajes para un mañana sin viento invernal, pronto se escuchará el grito enérgico de muchachas y chicos que salen de sus madrigueras pidiendo un futuro mejor, nadie dirá que el perfume que huele en las revueltas calles es de flores, galoparán en potrillos y caballos de madera, jueguen en carruseles de plazas de viejos pueblos, allá van, marchando nuevamente por el medio de la aldea, se escuchan sus gritos, vienen de muy lejos, atravesaron caminos de piedra y secos arenales, pero siguen bien dispuestos, al hacer la noche guardará sus sueños en el viejo coche, quizás por la mañana en esa vieja ventana, verán nuevamente el amanecer que trae nuevos sueños, alimentarán lluvias de esperanza y levantarán nuevas amapolas, juntarán el dolor de los heridos, el manotazo duro será esfuerzo invisible, sin consuelo seguirán con paso largo el camino que madruga, temprano rodarán nuevamente el carro de la esperanza, no se perdona el desaliento, si mis manos son necesarias, allí estarán, si tienen que escarbar la tierra nuevamente, hasta los dientes duras herramientas podrán ser, volverán al huerto que quedo en el olvido, Angélica esperará en el portal al muchacho que partió en cabalgata, el de pelo liso y rojizo se volverá a encontrar con la princesa de la calle corta, todos tomarán una copa y emprenderán una nueva marchas en pos de la luna, en la palma de esa pradera podrán gritar inmediatamente su nueva inquietud, la marcha de los jóvenes no parará, hoy son ellos , mañana sus hijos y luego sus nietos, a la luz de las estrellas, tiernamente un joven siempre luchando estará, su alteza siempre tendrá que mirar con horror el nuevo amanecer, existiendo jóvenes de corazón, si no se entiende que lo justo es justo, el negocio no podrá resultar, es la salsa de la vida, el meollo de las generaciones, son el alma del recelo humilde del grito joven en esta sociedad.
Adonis Palomar

jueves, 29 de septiembre de 2011

GARBANZOS CON ARROZ


Cocinar es tarea de maestros, cuando la misión es encargada a un simple aficionado, la historia se transforma en aventura, con empeño, creatividad y la ayuda de una magnifica asesora, el platillo puede resultar un manjar, en esta ocasión, la idea es saborear unos ricos garbanzos con arroz, en la primera oportunidad, sin asesora ni nadie quien pudiera ayudar, el preparado en fracaso se transformó, pareciera ser muy fácil cocinar, pero el cuento no es llegar y leer, una receta de gran ayuda puede ser, pero la mano del buen cocinero el toque preciso tiene que dar, después de un primer fracaso, es imprescindible hacerse asesorar, no falta la amiga que además de su simpatía, algo de cocina puede enseñar, escucho con gran atención, anoto los ingredientes y los detalles son algo esencial, tengo dos comensales que gozan de buen paladar, tratan de no ser muy exigentes, pero son amigos de la cocina y generalmente tienen un hambre infernal, volviendo a la tarea del día de hoy, la maestra me incita a poner atención, cuando termino de anotar, me pongo manos a la acción, garbanzos, arroz, ajo, cebolla, zanahoria y algunos ingredientes más para agregar, doy un sorbo a un poco de jugo para alentarme y despertar al cocinero que llevo dentro de mí, es hora de trabajar, el sartén y la olla me miran con susto al verme acercar, los tomo con simpleza y con alguna delicadeza, no pretendo asustarlos antes de empezar a cocinar, ellos son personajes importantes en el escenario de esta aventura del arte culinario, cuando el agua a hervido, la tarea empieza a funcionar, pelar, pelar y pelar, cortar, cortar y cortar, revolver, revolver y revolver, sazonar, aliñar y revolver, revolver y revolver, es como una música en el centro de la cocina familiar, mis dos encomiables comensales, observan como el preparado empieza a tomar la forma ideal, cuando los garbanzos y sus aderezos comienzan en la olla a danzar, aplauden una y otra vez, la tapa se cierra, y el tiempo empieza a correr, pronto el resultado lo podremos ver. Cuando el reloj marca la hora ideal, y los hambrientos clientes esperan el plato que les tocará comer, revuelvo la olla y doy una prueba para ver si voy a sobrevivir, parece que el platillo está listo para servir, con servilleta al cuello, mis dos invitados se prepara para atacar, me siento tranquilo para ver cómo me fue, una, dos y tres cucharadas, y un silencio sepulcral, otra cucharada y otra más, de pronto escucho palabras que por fin me hacen respirar, - están ricos, podremos comer más-, algunas risas y es otra tarea que pude superar, miro el techo y agradezco la asesoría que vino del más allá.
Adonis Palomar

miércoles, 28 de septiembre de 2011

EXTRAÑA FLOR


Mientras masco y re masco un trozo de charqui bajo el viejo árbol, trato de entender los pensamientos de esa extraña flor, por más que intento saber sobre su verdad, no logro encontrarla, no sé si me he equivocado, trato de ir al norte y el viento apunta al sur, cuando la encontré en esa montaña desolada, una lágrima rodó por su mejilla, la miré y la traje junto a mí, me dio la impresión que podría conocerla muy bien, pero pareciera no ser así, caminé entre follajes y matorrales, las bestias aprendieron a vivir, los niños se vendían a piezas de a diez, y no logro encontrar la verdad de sus pensamientos, no sé si quiere esconder algo, ronda la calle y por la noche se esconde, que curiosa realidad, le pregunto si es una sombra, no dice nada y mira el desolado camino, en su polvoriento libro, escribió días atrás que extrañaba su antiguo huerto, que necesitaba las antiguas compañías, sus raíces gritaban por la tierra que le pertenecía, sorbos cortos para saciar la sed y dar vida a sus hojas, dijo que añoraba la música de las caricias de su antiguo jardinero, los alambres del tendero del patio eran solo recuerdos, un ejército de mariposas revoloteaban en sus mañanas, un cielo azul alumbraba el jardín con una historia que quería recuperar, todo era como un hechizo, pero no quería ver la vida, mientras espero sus palabras o sus gritos de verdad, me desvelo sin entender por qué no responde a mis preguntas, la miro, la escucho y desespero al ver su indecisión, no sé qué puede en verdad querer, he abonado su tierra, he limpiado sus hojas, he escuchado sus lamentos, mas no sé qué hacer, al caer la noche cierra el viejo libro y sigue en su indecisión, no se puede entender a quien no levanta sus manos, una flor que muere sin sacar su mordaza, no puede pedir a la vida que devuelva sus añoranzas, el corazón puede querer explotar, pero en un campo de almendras no florecerá una rosa, se dibujarán imágenes que son como siluetas extrañas, un sueño puede parecer una realidad, pero al final siempre es un sueño, no se puede partir sin caminar, así se manifiesta esta flor, quiere recuperar sus sueños pero no quiere despertar, quiere que crean en ella pero no mira su realidad, pasa el tiempo y no se atreve a respirar, quizás cual sea su verdad, otro invierno ya paso, los aires de la nueva primavera revolotean por la pradera de la ciudad, el sol nuevamente está aquí, volveré a caminar en dirección a la montaña desolada, ella quedará nuevamente donde la encontré, quizás sea lo mejor, por la ventana de la vida volveré a mirar, la extraña flor, mi mano desechó, seguiré mi camino sin volver la mirada hacia atrás, el sueño que un día con el azar apareció, murió con la realidad.

Adonis Palomar.






martes, 27 de septiembre de 2011

RETRATO MÁGICO


Llovía profusamente en toda la zona, el frio calaba hasta los huesos, corría el mes de julio de hace varios años atrás, me reuniría con un grupo de mujeres Mapuches, que además de criar a sus cachorros y trabajar esforzadamente, se juntaban para desarrollar diferentes manualidades que posteriormente vendían en la ciudad, experiencia que se plasmaría posteriormente en un libro de diferentes mujeres del país, luego de recorrer una gran zona boscosa, llegamos a la reducción indígena, a un costado del camino barroso se encontraban unas pequeñas casitas, el agua se detuvo por uno instantes, aproveché para salir a husmear por los alrededores, el panorama en esa zona es acogedor, yo ponía atención a todo lo que allí ocurría, sin darme cuenta empezaron a bajar de diferentes lugares muchas mujeres, bajaban de los cerros que parecían perderse a lo lejos, mujeres cargadas con canastos, otras con sus cachorros a cuesta, era un desfile de mujeres que como por arte de magia aparecieron en el marco de esa especial escena, me miraban con algo de desconfianza, pero también con una picardía llena de inocencia y alegría, se veían aparentemente felices, contrastaba con su simpleza y aparente pobreza, transmitían una humanidad no propia de nuestros días, sobre todo no común en las grandes ciudades. Una vez que estuvo todo el grupo reunido, empezaron los preparativos para la jornada que les esperaba, cada una aportaba algo para la comida, unas traían pan, otras pollo, carne, verduras y frutas, mi acompañante les comunico a que se debía mi presencia en ese lugar, esperaban ansiosas saber el motivo, como es sabido, las mujeres son curiosas, coquetas y sensibles, hasta ese momento el personaje de la historia no aparecía en escena, mejor dicho su presencia estaba allí, solo que yo no me había percatado de ella, su imagen permanecía oculta, ellas sin dejar de lado su picardía, no perdían oportunidad de hacer bromas en torno a mi persona, poco a poco nuestra confianza aumentaba, mi cámara fotográfica empezó a realizar su trabajo, una a una las sonrientes mujeres se fueron uniendo al grupo, las más jóvenes eran las más entusiastas, las viejas bromeaban y se hacían las interesantes y demostraban su importancia y autoridad, apreté una y otra vez el disparador, yo me sentía uno más del grupo, en varias oportunidades cambiamos escenografía, aprovechando los escasos rayos de sol que a ratos aparecían, hasta ese momento todas con sus singulares particularidades eran iguales para mí, eran dulces figuras femeninas en su hábitat, la riqueza de sus almas y espíritus ocultaban la pobreza que ellas llevaban dignamente, terminada la sesión fotográfica, nos abrigamos con el calor que emanaba de las cocinas donde ya salía el exquisito aroma de lo que iba a ser el almuerzo de ese día, procedí a realizar otras tomas fotográficas, estaba en eso, cuando de pronto una figura se atravesó en mi pensamiento, no supe si fue mi imaginación o que, sentí una fuerte presencia de alguien que me miraba atentamente, me volví a mis espaldas buscando algo o a alguien, se produjo un silencio en mi interior, todo a mi alrededor seguía girando de igual forma, pero yo sentía algo diferente, de pronto mi vista se fijó en un rayo de luz que entraba por una de las ventanas, me pareció ver reflejada la silueta de una mujer, me di cuenta que quien me estaba observando era una anciana mapuche, se cruzaron las dos miradas, ella me miró fijamente, yo de igual forma le devolví la mirada, por un espacio de tiempo que ahora no recuerdo, se produjo ese contacto mágico entre ella y yo, el silencio marco toda comunicación, después de un largo dialogo en ese túnel sin palabras pero con sentimientos profundos, la vieja mujer cambio su mirada al frente, orgullosa y altiva quedo como detenida en el tiempo, quizás como diciéndome, es tu turno, inmortalízame con tu cámara, como si hubiera despertado de un sueño, enfoque mi lente y comencé a disparar, todo a mí alrededor parecía no existir, era ella y yo, disparé hasta sentir un impulso final, en ese instante sincronizadamente, la anciana me volvió a mirar, sonrío y volvió a su mundo. Después de vivida esta situación, mi tarea en ese lugar había terminado, otras mujeres se acercaron a invitarme a comer algo. Más tarde nos despedimos y dejamos a este grupo de mujeres con sus vidas, nunca más supe de esta enigmática anciana, al partir, ella no se veía por ningún lado, solo quedó el recuerdo de su imagen grabada en un trozo de papel, hasta el día de hoy.
Adonis Palomar

lunes, 26 de septiembre de 2011

MOMENTOS PARA VIVIR DE VERDAD



La vida está hecha de innumerables momentos, instantes que marcan nuestra existencia, el viejo árbol que nos pone frente al espejo de nuestra realidad, nos muestra los follajes y matorrales que pasamos en el deambular por el tiempo, los momentos que rasgan el alma son innumerables, nuestro caminar se hace lento y pausado cuando miramos el reflejo de nuestras vidas en nuestras descendencias, gotas de nuestra sangre, gotas de nuestra vida, son ellos el comienzo y el final, ahí están, el tiempo reflejado en la anciana abuela y el futuro que la refleja en el resto de sus días, son ellos, viven momentos de distintas épocas, la mirada extraña, la mirada de los años, reflejos de los momentos vividos por la vieja abuela y sus nietos, sorbos de momentos de vida joven, sorbos de momentos de vida pasada, nada se esconde, el paso de los años se mescla con la fuerza de la noble juventud, arrollador lazo de amor, inmutable lazo de una fuerza de historia, ellos la atrapan y la mecen con la música noble de jóvenes corazones, un año más llega al fondo del alma de una abuela, sorbos cortos para saciar la sed del viejo árbol, ese que en cada momentos marca los pasos que vamos dando incansablemente, hoy la abuela celebra un año más, ellos, los jóvenes corazones la regalonean, la acarician, la sueñan, la sienten, la llevan muy adentro, la llevan como sueño de una historia, como momentos de una vida que corre con la existencia del amor, vamos abuela, son parte de tu carne, son parte de tu vida, son parte de un camino recorrido, ese que los seres de esta tierra deseamos para nuestra mirada, la imagen queda en el presente y se plasma en el futuro, viejos hechizos que se mesclan con la fuerza del fruto de una generación que se va y otra que comienza a correr por la vida, esos son los momentos que no podemos dejar escapar, cuando la vida nos da la oportunidad de ver la noche y clarear la madrugada, no podemos decir que no, no podemos desatender lo que es una bendición, la vida corre muy de prisa, cuando cerramos los ojos, es de noche, al volver a abrirlos, la mañana a llegado, esos son los momentos de la vida, momentos que son ofrecidos para vivirlos, no podemos dejar el cajón cerrado, cuando tenemos la oportunidad de mirar el pasado, el presente y el futuro, la anciana abuela está aquí y los jóvenes también, son los momentos preciados, son los momentos de valor real, son los momentos que la vida nos suele regalar, momentos en que el viejo árbol se presenta ante nuestros ojos, inmutable ante la realidad, nos fija ante las almendras y las rosas, nos mira caminar y encierra los sueños, encierra los momentos de unos sorbos de vida que no debemos dejar escapar, los jóvenes se retratan con la vieja abuela, saben que viven el presente y el futuro, el pasado ya vendrá, el viejo árbol, desde un rincón siempre mirando estará, somos nosotros los que debemos agradecer, la vida pasa como un soplo fugas, si no estamos alertas, cuando volvamos a mirar ya muy tarde será.
Adonis Palomar

viernes, 23 de septiembre de 2011

NUESTRA CASA


Algo menos que el infinito, algo menos que la nada, miremos siempre hacia adentro, distancia algo lejana, como noches de sombras que culminan los sueños, casa de fuego y calor de hogar, echémonos sobre la manta de la vida, con la fe de la lejana montaña, debemos seguir nuestro caminar, el pedregoso sendero está quedando atrás, cada día, cada noche, son el reflejo de la luz de nuestros espíritus, sentir el alma en la palma de la mano, es sentir el tiempo que tengo tu presencia en mi corazón, sentir como gira el mundo, es fantasear con la realidad, buscar la perla perdida en medio de un bosque de espinos, pequeña casa de los recuerdos, pequeña casa de enormes sueños, pequeña casa con gran manantial de luces de futuro, te buscamos en el espacio y en la lejanía de la vida, sabemos que un día llegaras nuevamente, quizás no seas la misma de ayer, pero en medio de la periferia siempre estarás allí, uno se cree que el espacio, el momento, los recuerdos vividos juntos, son para siempre, pero uno ve que la vida es circular y no todo responde a los sentimientos y a la razón de cada cual, el destino te sonríe y también te llora, siento el calor del brasero, el olor a perro de hogar, la azucarita del café con leche, vaya si es flor de piel, abrir el ventanal y ver ese nido en medio del viejo damasco, entre esos árboles que florecen cada primavera, estaba la comitiva de gatos callejeros y el ladrido del amigo peludo, en nombre de quien no tiene el gusto de conocer lo que es la casa familiar, se los puedo explicar, es un mundo diferente, se experimentan sensaciones convincentes, en el mundo existen niños, gatos, pájaros, cucharas, perros, mesas, flores, discusiones, premisas, impulsos, sol, gritos, música y cuantas cosas más se te ocurra, para poner los cimientos donde edificar un hermoso futuro de paz y amor, eso es el hogar, esa es la casa donde buscamos nuestros sueños volcar, es un sitio divino, donde llega Manolo, Mireya, don Juan, Benito, Lucia, tu, ellos, yo y muchos más, se respira amor de verdad, es un lugar donde podemos pasar el día, el fin de semana, un año, otro más y una vida entera. Camino abajo veo a una sirena, una campesina, una dulce chica de 17 años, un soldador de estaño, el viejo cartero, el soldadito que no sabe por qué, la vecina, todos aquellos que van a la misa y a la feria del domingo, todos ellos, todas ellas, es nuestra casa, esa que en un momento puede no estar, el motivo es algo personal, tuyo, mío o de quien pueda ser, de todas formas no existen historia donde no queramos una casa tener, es nuestra casa, esa donde queremos estar, donde pasa la juventud, donde se enciende el fuego, donde nos hacemos viejos, donde se planifica una vida entera, donde existe lo nuestro, donde florece una canción que vuelve las cosas hacia arriba y hacia abajo, donde la sombra se convierte en luz, donde estamos juntos, donde pisamos diariamente, donde los niños se hacen jóvenes, donde ponemos velas para celebrar el cumpleaños de los ángeles de la guarda, donde se dan señales de vida, donde llegar a viejos es más razonable y apacible, donde todo es más transitable, es el pedazo de tierra donde vive una familia, es aquel lugar donde puedes pasar todo el resto de una vida, donde se hace toda la historia, donde a la vuelta de la esquina es casi todo, o tal vez sea solo el lugar para besarte un fin de semana.
Adonis Palomar


miércoles, 21 de septiembre de 2011

SALA DE CLASES


La vida es como una gran sala de clases, asistimos diariamente a diferentes jornadas de aprendizaje, esta no está ajena a las dispares situaciones de la vida diaria, podemos ser alumnos aventajados o simplemente ser de aquellos que se resignan a vivir en un letargo infinito, el gran maestro que intenta guiarnos por la senda del éxito humano, no siempre está dispuesto a detener su marcha por aquellos que no tienen interés en marcar un destino definido, hombres y mujeres pueden escuchar la música del destino y seguir su propio camino, pedregoso, simple , real o misterioso, da lo mismo, las sutilezas de la vida son un paradigma en el entorno de los seres de este planeta, aprendemos de la música, de las letras, de la ciencia, de los sentimientos y la razón, pero como caminamos en la realidad de nuestra propia existencia, indescifrables son las interrogantes que se manifiestan en la mirada ajena, te tomo y me tomas, te siento y me sientes, me enjuicias y te enjuicio, me amas y te amo, intensos sentidos que se escabullen en las insondables dudas de las hembras y machos que recorren la mínima existencia, que podemos hacer ante el incierto reconocimiento de la verdad de lo que queremos y lo que hacemos, otoño o primavera, etapas de la vida de sentidos y sentimientos. Allá vamos, un nuevo día de clases, el maestro abre nuevamente el libro de asistencia, ¿estaremos presentes en la materia adecuada esta vez?, dos pasos y salimos del viejo barrio, una manzana, dos cuadernos, un lápiz y una goma, estamos nuevamente en la magia de aprender, no podemos sorprendernos si la materia de hoy no es la que más esperábamos, en esta sala de clases aprendemos todos los días, puede gustarnos o no lo que esta jornada nos depara, pero la vida es una enseñanza diaria. Unos ojos llenos de cascabeles me sonríen, es la mirada de la vecina del banco del lado, combinamos nuestros lenguajes con sutiles miradas incandescente, nuevamente encuentro a mi compañera, amiga de clases, de recreos y de compartir un jugo y un galletón, escuchamos absortos las alteradas palabras del viejo profesor, habla de un horrendo animal que se escabulle entre la oscuridad de los pensamientos, mientras las palabras siguen la letanía de la jornada, Lo, mira embelesada el vuelo de una rojiza mariposa, yo la miro a ella, las dos reflejan una hermosa imagen, dos seres de inquietante fragilidad, las palabras que rebotan en las paredes del viejo salón, parecen estar dedicadas al viento, mientras la clase se envuelve con las embrujadas enseñanzas del maestro, un mágico pasaje se abre en medio del espacio, sigo silenciosamente el movimiento de la mirada de Lo y el plácido aleteo de la mágica mariposa, embelesado dejo corre los minutos que parecen pasar como un rayo, el agudo sonido de un timbal, indica que la clase a terminado, es hora de partir, el pasaje encantado se ha cerrado, la rojiza mariposa ya no está, el maestro me mira desde lejos, sus ojos encierran una gran interrogante, trato de leer sus pensamientos, luego de unos minutos, el viejo cierra el libro de clases y se marcha, antes de cerrar el añoso portón, vuelve la mirada y con una voz ronca, acota, -el pasaje ya se ha cerrado, la mariposa se ha ido, su compañera lo esperas, creo que la lección de hoy le servirá para volver a clases mañana-. Frente al café me espera Lo, sentados bajo el cobertizo cruzamos nuestras miradas, en verdad ya no está la rojiza mariposa, solo está ella, la vuelvo a mirar y recuerdo las palabras del maestro, sin duda mañana volveré a clases, lo aprendido hoy será fruto mañana, en esta sala de clases la vida es enseñanza.
Adonis Palomar


lunes, 19 de septiembre de 2011

EL REY DE LOS HUEVONES


En forma satisfactoria se encuentra el más perfecto de los individuos, satisfecho espera sobre el surco, llega hasta el fondo del espejo de la carne, defiende la sombra de quien es el recuerdo de lo olvidado,






irremediablemente sueña con el corazón de un hombre y una mujer, cree en el sueño olvidado, cerca del agua cree llevar a su único amor, cerca del agua cree llevar a quien fue su ilusión, cree en su vivido ser, es el perfecto rey perdido en el mar, no puede perder ni encontrar la verdadera realidad, cerca del agua esta perdido en el mar, ella cree engañar el sueño del rey, él le da al aire hasta que sirve a la verdadera razón, el rey camina en el mundo que aparece en los cinco sentidos, es el mundo de los demás, pero no parece que fuera el suyo, imágenes que reciben el ritmo de las cosas de los propios delirios, ciegos y oscuros, miran siempre lo de adentro, el rey cree en su mundo y en el que creo un día con ella, el mundo de los demás, no se parece al que fijaron en esa madrugada donde el amor culminaba con el abrazo final, el sentimiento febril sobrecogía con un escalofrío cuando ella le prometía el mundo del medio día, eres toda mía, soy todo tuyo, ellos se prometían, se quemarán los huesos pero el lo creía, era el rey de esa noche y de la vida que venia, el magnifico hombrecillo se convertía en el gigante con su princesa, ella ya era reina, fina y de palpitaciones fuertes, era la luz con manos compañeras, eran dos en un reino que parecía que tiraba las cartas en un vino trastornador, el único alimento para el corazón eran las promesas que se escribían en una lectura infinita, con sangre y sumo de pasión, el rey creía en la nueva aventura, escríbeme mi reina decía en sus pensamientos, encima de sus cartas ponía el trastorno por la verdadera pasión que el sentimiento abordaba lo que creía que el tiempo vencía, ya cuando no ve la otra orilla, el rey cree que la vida esta dada pero no esta regalada, confundió lo que era a plazo y al contado, en cada alegría existe una tristeza, los necios saben de los errores ajenos, el rey estaba aprendiendo de los adictos de buenos tiempos, el poder y la gloria no siempre es buena aventura, por lastimosa que sea la relación, sus piernas no eran lo que el romance predecía, contraer algunas deudas no es tener claro si el reino de los cielos es de todos, tirar no es lo mismo que hacer el amor, el sabio sabe lo que es conocer, los locos conocidos entienden lo que es besar de verdad, prefiero volar y amar, antes que mentir y engañar por un revolcón, música de versión ajena, un día se va colando, en medio de la vida del rey, por mas huevón que parezca, él sigue amando aunque el mar se tiña del color que sea, la espuma y la nube, el dibujo del pequeño ratón, el color que se amasa en el monte, y ella igual conmigo, un día mas se va con fuerza, seguimos al poeta que le grita al rey, golpe a golpe, él va tras su verdadera ilusión, aunque se esfume en medio de la noche, no se equivocaba, las estrellas le indicaban que por mas que su reino pareciera una estupidez para los demás, en la cumbre seguiría creyendo en su verdadero amor, el rey reía, por mas que el mundo real lo tratara de huevón, la besaría en su vientre, en su espalda, en su figura real, polvo mágico que maravillaba su ferviente ilusión, allá va el rey, camina por el sendero que creó un día esa misteriosa mujer, esa simple e inocente hembra de la noche oculta, va sin vender su alma ni tampoco sus principios reales, cree y morirá creyendo en que la vida un día le dio un regalo y le alargo la vida un poco mas, aunque para algunos será el rey de los huevones, rondará en las calles con los sueños que un día una muchacha le quebró el corazón, el rey seguirá creyendo en un mundo ideal, ese que en una noche ideó con la sombra de esa princesa que voló de la nada a la vida real.
Adonis Palomar


jueves, 15 de septiembre de 2011

UNA SIMPLE COSTURA


Con aguja y punta de hilo, vamos dando a la costura, otra más de esas simplezas de la vida, la razón y el simple sentido del disfrute del hacer y el pensar, pedir y dar, antes que nada soy un servidor, cada quien es cada cual, hacemos lo que sentimos y lo que queremos, un guardapolvo o el sentido de la carne, lo necesario y lo existente, una puntada y otra más, el pedido tiene sus exigencias, es la vieja polera del ídolo del momento, un trozo de tiempo con dedicación exclusiva, qué más da, es para ella y en todo un profesional de la costura me debo convertir, inmediatamente tendré que recordar su pedido para no defraudar, nada de nada, es mejor poner el ojo donde se debe zurcir, una delgada aguja es mi compañera en esta misión, el cuento le contaré, quizás me escuche y pueda sus pasos mejor dar, flaca y de metal, la miro y la veo como complicada, pareciera que un simple empujón le serviría para empezar, se introduce con delicadeza en el trozo de tela, parece danzar, entra y sale como si flotara en espumas de algodón, ahora sí que sí, pareciera que el diseño no cambiará, algunos agujeros indican que por más de una batalla, esta noble polera pasó, con gran sutileza y alguna destreza aprendida con el tiempo, colaboro con mi amiga aguja, parece inspirada y con mucha pasión, me incita a que la empuje una y otra vez, puntada tras puntada, vamos cerrando las heridas y ponemos en forma al ídolo que esta estampado en la regalona polera, mientras mis manos se hacen cómplices de la amiga aguja, le comento algunos pensamientos que ella pareciera no entender, o quizás no importarle, una polera es como parte de la persona, es detalle de un trozo de la vida, son el silencioso ropaje que envuelven las carnes de todo ser, ellas son más pretenciosas que los hombres, si la suerte te permite escoger, puedes tener innumerables ropajes, puedes ser más que un niño silvestre, un simple lustrabotas o un gran escritor, una polera, que historias puede tener, como esta que cubre la piel de manzana de una dulce muchachita, ella se encanta con su ídolo, un extraño para muchos, para ella es la música, una etapa de su vida, un reflejo de sus pensamientos, algunos momentos de su corta historia, tal vez algunas sombras de sus sueños, es piel sobre su piel, es lo que es, parte de su vida, dale espigada amiga, tenemos que cerrar todas las heridas de este noble ropaje, así como nosotros, ella debe seguir el camino encomendado, con el sube y baja de la vida, animadamente debe volver a la acción, de día y de noche, con frio o con calor, no se debe sorprender cuando su dueña alucine en un nuevo recital del ídolo del momento, con aguja y punta de hilo, estoy a punto de terminar, la negra polera está casi lista, dos minutos y uno que otro segundo de mi vida debo entregar, un sorbo y uno que otro compas, y todo listo estará, la miro y las heridas ya no están, los tres sabemos que la tarea está terminada, mañana la pequeña nuevamente la puede usar, una gran sonrisa en su rostro podré ver, ella al ver nuevamente a su vieja polera, muy feliz estará, otra aventura junto a su ídolo podrá emprender, la vida seguirá y una simple costura un poco de felicidad pudo entregar.
Adonis Palomar

miércoles, 14 de septiembre de 2011

VIEJO FOGÓN


Viejo fogón que te pierdes en las marañas de las incomodidades humanas, como te anhelo, como te extraño, a orilla de tus pensamientos, recuesto mis sensaciones y profundos sueños, viejo fogón, me sentaré a tu lado a reposar un momento, volveré al pasado para reencontrarme con momentos de días de fuerte pasión y humilde ilusión, volveré a sentir en mi alma ese calor que solo el hogar puede entregar, viejo fogón, tal vez suelas preguntarte a donde voy, no alcanzaré a contestar tu pregunta, a veces no lo sé, dejaré que tu calor me abrigue algunos instantes, luego retomaré el paso, seguiré buscando esos caminos que solían encender la llama que quemaba todo mi interior, miraré el viejo guardarropa y trataré de sentir nuevamente esos días de desvelos, ya no están aquí, morderé fuerte los labios y volveré a tragar en silencio mis recuerdos, esa sombra que cubre el tiempo pasado nos volverá a abrigar, viejo fogón, entibias y calientas el alma y el corazón, ya sé que no se puede vivir sin tener un verdadero calor, los recuerdos, o todo lo que quieras pensar, encierran una vida hasta el minuto final, nuestra existencia tal vez pertenece a un mundo irreal, no solo debemos imaginar, también debemos aprender a vivir el mundo real. Viejo fogón, amigo que cubres el alma con calor de hogar, calor de recuerdos de vida pasada, no preguntes adónde voy, busco la luz que ilumina el día, y solo encuentro puertas que niegan lo que esconden, viejo fogón, cuando me falta la verdadera compañía, extraño la tibieza de tus suaves palabras, reconfortantes y simples en los espacios de soledad, el juego de un primer amor, guardan el amargo llanto de un alma profunda y oscura, en un recodo del camino vuelvo a recordar, me acerco y luego me voy, uno se cree que las pequeñas cosas no son más que eso, pero cuando sientes el golpe de tu alma, reconoces cuánto vale el verdadero calor, ese que llena todos los rincones, se va colando por donde quiera ir, es puro y sincero, no oscurece el cielo, agranda el día, canta junto al gallo de la madrugada, empuja desde atrás y cocina las nuevas mañanas, así te recuerdo amigo fogón, te añoro y te extraño, te seguiré buscando, por donde quieras ir, trataré de encontrarte, algún día volverán a cruzarse nuestros destinos, rondarán los fríos invernales, la vida se podrá alargar y llenar de sombras matonas, pero cuando me detenga en ese portal, sentiré nuevamente tu calor, viejo fogón, ya no maldeciré los días de soledad, ya no mendigaré por un poco de fuego, la luz llenará todas las llanuras, las manos de tu tibieza traerán el calor de hogar, calor de vida, calor de un viejo fogón,
Adonis Palomar

martes, 13 de septiembre de 2011

VIAJERO ESTELAR


Sonetos de pensamientos de perturbadoras sensaciones, apoyo el sonido en la mirada del mundo que veo ante mí, ¿y ahora qué?, el agua turbia se está decantando, empezamos a ver el fondo del lago, retomamos la vida diaria y el mundo rutinario vuelve a seguir su curso, pensamiento confuso y personal, mirada extraña, mirada perdida, miedo y soledad, donde está la estrella añorada, misterios que se guardan en el interior del alma, ¿y ahora qué?, estaremos nuevamente frente a lo mismo de siempre, pasan las tragedias, las lamentaciones y los dolores, pero nada queda en el fondo de las personas, ojala que esta no sea otra de esas situaciones, terremotos, catástrofes mineras, tragedias aéreas y muchos otros lamentables momentos que viven los individuos en este mundo, somos tan débiles y frágiles que ante el más simple chasquido de dedos, caemos en la inconciencia de la verdad significativa de la vida, viajante del misterio estelar, despierta el sentir verdadero de hombres y mujeres, rondas por aquí y por allá, con angustia te vi aparecer, imágenes añoradas por largo tiempo, viento indiscreto que resucitan formas que vagan por la mente, pasares y pasillos del alma, parajes de dulces pastelillos, rodeados de protocolos sembrados en prados que florecen indistintamente, viajero estelar, vuelvo la mirada en dirección a la montaña, respiro el aire que surca el espacio y dejo escapar mis pensamientos, el vuelo del ave del paraíso, proyecta su sombra en los espíritus de los seres terrenales, se escucha la melodía de lo mas lejano, te veo venir viajero estelar, sangre y sudor de un viaje que nubla la verdad, rumbos perdidos que te traen a un mundo nuevo, con lluvia o fango, con todo lo que tiene una vida de verdad, tripas, celos, placenta, cizaña, amor y todo lo demás, se me eclipsa el corazón cuando te trato de ver, la soledad del mundo que vienes a visitar, pierde un zapato y no lo vuelve a encontrar, te podrás encerrar en el viejo burdel pero allí no estará, reclamas del planeta que dejaste atrás, pero no ves en el que estás, no es un simple éxodo, el veneno puede estar donde menos lo quieras ver, la cocina aquí o allá es igual, el lunes, es lunes en el mundo estelar, la canción se canta con la melodía que tu le puedes dar, viajero estelar, que buscas al final, naciste en la tierra baja, naciste en la altura del monte, desafiaste la regla, quizás estés mas cerca de las estrellas, pero no te logras dar cuenta, rellenar las grietas del amor, no te puede llevar a seguir huyendo, las amarguras están en los contornos de la vida, es bueno que entiendas que los caminos mudan de colores, la palidez del bosque te abrasa y florece el monte, se cura la herida con el lamido fresco de quien te ama, te respeta la vida y también la muerte, viajero estelar, nunca es triste reconocer la verdad, los errores se cometen en tu mundo y también aquí, aventurero audaz, jinete del brioso corcel, caminante de sonrisas a tiempo completo, en este domicilio se vive tanto como allá, esa playa, esa arena, esa estación, esa pieza, movimiento fugas, quizás en tu mundo también esté el canto de un trovador como Serrat, o quizá exista un Víctor Manuel, un Alberto Plaza o un perro que ladre de día y también de madrugada, no te transformes en un desconocido, tu mundo por mas que parezca lejano, también esta aquí, las flores nacen discretas al igual que las bestias, el viejo lustrabotas y el pez en su laguna, descansan en la ilusión de su propio reino, mil años hacen que el sol pase, con la fe del peregrino tu vida es la mía y la nuestra, no dejes de pensar, empecínate en lo sublime que es lo cotidiano, una hora es una vida, un viaje de lo lejano te trae al mismo mundo de donde partiste, es mi mundo, es el tuyo, si te mueres, morirás al igual que yo, viajero estelar, estás aquí, es el mundo de verdad, todo lo demás depende de ti.
Adonis Palomar

sábado, 3 de septiembre de 2011

ASI ES LA VIDA


Las desgracias que enfrenta el ser humano en la vida, son el lenguaje de lo inexplicable, se puede ganar o perder, pero la vida se debe disfrutar, podemos correr, luchar, pelear, amar o incluso odiar, pero la vida es lo que es, estas letras pueden estar demás, pero simplemente una pequeña reflexión, ante un trágico accidente aéreo, nuevamente muchos seres no encuentran explicación a las sombras que merodean nuestras vidas, a la luz de las estrellas somos simples seres humanos, frágiles e indefensos ante el inclemente y estricto destino, es en estos momentos cuando la amargura y la rabia que embarga a muchos, debemos pensar en el verdadero lenguaje de la sabia vida, ¿miramos y vivimos como en verdad debemos hacerlo?, ¿ gozamos lo verdadero como es debido?, ¿escuchamos la verdadera música en los momentos en que ella suena?, ¿amamos a los nuestros como debiera ser?, ¿ somos conscientes del verdadero destino que tenemos en esta vida?, existen muchas preguntas que podríamos hacernos, pero no debemos siempre esperar que se mueva el piso para despertar, el resplandor de la vida está aquí, hoy respiramos, en un segundo podemos dejar de hacerlo, puede ser tarde para darnos cuenta de las cosas hermosas que tiene la vida, me gusta ella tanto como la más hermosa de las mujeres, la valoro tanto como valoro a mis hijos, nuevamente el implacable destino nos hace reflexionar, la vida es ahora, no mañana, no esperemos estar viajando al más allá, para darnos cuenta que la hora de los nuestros está aquí, la verdad puede ser, la felicidad puede ser, el amor puede ser, miremos un instante nuestro interior, puede ser, todo puede ser, la fe del ser humano es grande, la vida también lo es, no esperemos otro remesón, para dar el gran salto, la próxima ves podemos ser nosotros el ejemplo, la vida es extraña, pero también justa.
Adonis Palomar

viernes, 2 de septiembre de 2011

BARRIO PRIMAVERA


Como quien viaja en pelos de una yegua herida, no preguntaré adónde van sus pasos, busco un encuentro que ilumine mi día, no hallo más que puertas que niegan lo que esconden, las chimeneas vierten su vómito de humo y siento su calor en la fría mañana, miro el cielo que se ve cada vez más lejano y más alto,por las luminosas paredes se desparrama el zumo de una fruta de sangre crecida en el asfalto, el campo está verde, viene la primavera, cruza por mi mirada el tren que muestra la interminable senda del futuro, el barrio donde habito no es ninguna pradera, en ocasiones se ve un desolado paisaje de antenas y de cables, vivo donde no quisiera vivir, añoranzas de la cabaña en medio del campo florido, ya llegará el momento de la mudanza, nos encaminaremos al valle de la alegría, por años el sueño de una paloma y un gato, caricaturas inocentes, cuando el soplo de la esperanza vuelva a renacer, allí estará el tranvía, la escalera y el silbido de mi melodía, miraré al horizonte como si viajara en un velero enloquecido, quizás vengas de la noche y no vayas a ninguna parte, quizás ya no importe, mis pies descenderán por la cuesta del olvido, estarán fatigados de tanto andar sin encontrarte, de vuelta a casa, encenderé un cigarrillo, daré un sorbo al frio vodka con limón y dejaré libre a mis pensamientos, mientras ellos duermen, ordenaré mis papeles, escribiré algunas letras, me enfadaré con los espíritus que recorran los pasillos, finalmente abrazaré la sombra que descansa en mi cama, recordaré el viejo ciruelo y el canelo de la esperanza, soy yo, ya sabré dónde estoy, vivo nuevamente en el barrio primavera, ese adonde quise mudarme hace mucho tiempo, en ese instante miraré por la vieja ventana, allí estaré, silbando esa melodía que por siempre llevaré, la vida seguirá presurosa en su marcha, cada cual seguirá su despertar, llega la hora de mirar el camino que baja por el sendero del barrio primavera.
Adonis Palomar