lunes, 30 de mayo de 2011

CONVERSACION PARA AMAR


Un fin de semana puede servir para muchas cosas, podemos descansar, podemos cocinar, podemos tomar un trago, podemos regalonear, podemos leer, podemos escribir, podemos caminar, podemos hacer el amor, o tal vez simplemente podemos conversar, cada uno escoge lo que quiere o puede hacer. En esta oportunidad, una simple conversación me ayudo para reflexionar sobre algunas cosas que tienen cierta importancia en la vida. Luego de una apetecible platica, me encontré con un silencio dentro del espacio de tiempo de estos días, dejé correr mis pensamientos, los que provocaron algunas personales reflexiones, una gran satisfacción y un grato placer me provocó el saber que no estamos solos en muchos de nuestros pensamientos e ideales. En un espacio de silencio personal, en una noche apacible de fin de semana, me pregunté qué puedo hacer yo por los míos, aquellos que son verdaderamente míos, esos que están dentro de mí ser, aquellos que pueden reclamar pertenencia de mi yo. Traté de hurgar en la oscuridad de los pensamientos, dejé escapar mis sensaciones, solo quise sentir, quise que mi interior expresara mi voluntad, pasé un largo tiempo sintiendo y burlando al presente con mis pensamientos, una vez que este se hizo pasado y el futuro presente, volví a encontrarme con mi realidad, traté de ser claro y sincero con mi propia verdad, las conversaciones son producto de las relaciones, y estas se presentan en medio de las diferentes manifestaciones de la vida, puedo yo alejarme de las cosas materiales y sin valor alguno para las escalas valóricas de las verdaderas conciencias humanas, claro que sí, me conteste, una voz lejana interpretó mi jugosa aseveración, podemos estar muy enajenados, podemos estar muy complacidos por las negativas simplezas de la vida cotidiana, pero si no entramos en la superación del pensamiento, si no escalamos el muro del verdadero virtuosismo de la razón de los sentimientos, no veremos nada, seremos ciegos en un mundo que se niega a mostrar los sentimientos verdaderos del alma humana, calor de una mano amiga, calor de un fogón en medio de la lluvia eterna, calor de una cama cálida con el arrullo de ella y el, calor de la música suave, calor de verdad, ese que buscamos y nos cuesta definir, en la medianía de las sombras, se desliza una figura que nace de un sigiloso pensamiento, le da forma a la idea y al crecimiento del suave espíritu invernal, la fría noche merodea por las calles de la ciudad, en el interior el pensamiento, solo el, se relaja y se entrega a la suavidad del sentimiento verdadero, eso es el sentir desplaciente, ese que da la oportunidad para sentir con el pensamiento, ese que da la oportunidad para abrir el interior de las personas, ese que deja dar golpes duros al corazón, ese que logra proponer lo que nunca puedes gritar, sentimientos de verdad, allá vamos, como gotas de agua fría, silenciando la madrugada para que el sentimiento aflore de verdad, es aquí, en este momento, cuando logro el éxtasis de la vida, lo podemos lograr, puedo sentir la verdad de mi interior, puedo dejar todo, puedo no tener nada, puedo estar desnudo en la inmensidad de la oscuridad, puedo vivir como un vagabundo de la vida, puedo entregarme al dolor, puedo hacer cuanto la vida me pida, pero lo que nunca podré dejar de hacer, es amar de verdad.
Adonis Palomar.

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