jueves, 11 de agosto de 2011

OTRA DE ENANOS


Oiga don Gato, se ve usted gracioso con esos pantalones anchos, y usted señorita, a donde va tan apresurada, esa blusa es muy oscura para una princesita como usted, mi pequeña Palomita, no sé si es necesario que se dé una vuelta, disculpe señor Gato pero usted necesita saber algo más, como un gran caballero, mire esta gran lamparilla, no arañe mis desprecios, ¿es usted hermano de esta señorita?, le importaría darse una vuelta y mirarla de frente, dos figurillas, dos pequeños corazones, vale todo con estos pequeños enanos, parece tan difícil ser frágil, pero cambian el alma y hacen saltar el espíritu con gritos, cantos y pantufladas, es lo que corresponde, son dos amigos que negocian el rescate de mi corazón, los estrecho y dejo de lado las formalidades, no es por capricho, pero le jure amor eterno a una Paloma y a un Gato, parece una humorada o una caricatura de la vida real, nunca debemos esconder en el dobladillo un sentimiento sincero, amar a unos pequeños enanos, enanos grandiosos, figuras armoniosas, siluetas que llevamos desde el día en que la misteriosa vida decide ofrecernos el regalo de ser padres, vienen disfrazados de amor, sincera realidad para quien en verdad quiere entregar todo a la más simple y grandiosa existencia, llenan la vida, están en un mano a mano con mis energías, son como magias que dejamos tras de nuestras huellas, corren, gritan y se desesperan, sin pestañear están con los ojos muy abiertos, están pendientes de cuanto hacemos, quieren compartir, una revoltura y otra vuelta más, con gorro o con peineta, con buzo o con una bata, da lo mismo, se revuelcan y me rifan un beso al anochecer, llevan nuestro idioma, nuestros rencores y nuestros ideales, son como el color y el perfume de nuestra alma, son nuestra huella digital, la Palomita se acicala y el Gato gruñe y esquiva las gotas del chorro de agua, cada uno con su marca personal, nos confundimos al creer que son muñecos de plastilina, muñecos que damos nuestras desesperanzas, queremos dar un giro a sus vidas sin sentir sus corazones, muchas veces sin darnos cuenta le traspasamos nuestras frustraciones, sin querer podemos apagar la llama que llevan en su interior, es mejor cantar junto a ellos que contar una historia triste, son parte de nuestra vida, en verdad son nuestra vida, nada ni nadie puede impedir que los amemos con todo el corazón, ellos deciden por sí mismos en el momento indicado, corren por la vida y azucaran nuestros corazones, llevan una orden de honor en su propia alma, tiemblan de emoción al escuchar la locura del amor, suerte que aun en esta vida queden enanos que podamos amar, mil nombres saltaran en el mundo, son de ellos, esos que hacen más corto el camino hasta el final, viven abrazando las ilusiones y recorren montes de mil canciones, el Gato sueña con ser un gran mago, la Palomita una pianista de fama mundial, sus sueños hacen el mundo caminar y los dolores olvidar, son cortos los días en que puedo ver sus rostros con gran fascinación, una sonrisa y otra más, allá van, graciosos, sinceros, inocentes, maduros, simples y reales, caminan sin desesperar, son parte del mundo de los enanos, están aquí y también por allá, parece una gran fantasía pero es el mundo real, a quien le importara si hoy escribo sobre mis propios enanos, son gente encantadora, pueden ser pequeños comediantes, son hijos predilectos, son tiernos poetas, son mi mundo, ellos interesan, el resto qué más da, puedo parecer un loco, pero soy un artesano del amor que da caminos largos y una mariposa en el cielo oscuro de la noche otoñal, prefiero la carne al metal, prefiero un gran portón a una pequeña portezuela, prefiero ser así a engañar al mundo con cosas que se van colando de contrabando, cada loco con su tema, yo enciendo el sol y miro la espuma que rebalsa en el jarro de leche, el Gato a dibujar y la Palomita a cantar, cocinemos un nuevo día y compartamos un ramillete de buenas promesas.
Adonis Palomar


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