viernes, 23 de septiembre de 2011

NUESTRA CASA


Algo menos que el infinito, algo menos que la nada, miremos siempre hacia adentro, distancia algo lejana, como noches de sombras que culminan los sueños, casa de fuego y calor de hogar, echémonos sobre la manta de la vida, con la fe de la lejana montaña, debemos seguir nuestro caminar, el pedregoso sendero está quedando atrás, cada día, cada noche, son el reflejo de la luz de nuestros espíritus, sentir el alma en la palma de la mano, es sentir el tiempo que tengo tu presencia en mi corazón, sentir como gira el mundo, es fantasear con la realidad, buscar la perla perdida en medio de un bosque de espinos, pequeña casa de los recuerdos, pequeña casa de enormes sueños, pequeña casa con gran manantial de luces de futuro, te buscamos en el espacio y en la lejanía de la vida, sabemos que un día llegaras nuevamente, quizás no seas la misma de ayer, pero en medio de la periferia siempre estarás allí, uno se cree que el espacio, el momento, los recuerdos vividos juntos, son para siempre, pero uno ve que la vida es circular y no todo responde a los sentimientos y a la razón de cada cual, el destino te sonríe y también te llora, siento el calor del brasero, el olor a perro de hogar, la azucarita del café con leche, vaya si es flor de piel, abrir el ventanal y ver ese nido en medio del viejo damasco, entre esos árboles que florecen cada primavera, estaba la comitiva de gatos callejeros y el ladrido del amigo peludo, en nombre de quien no tiene el gusto de conocer lo que es la casa familiar, se los puedo explicar, es un mundo diferente, se experimentan sensaciones convincentes, en el mundo existen niños, gatos, pájaros, cucharas, perros, mesas, flores, discusiones, premisas, impulsos, sol, gritos, música y cuantas cosas más se te ocurra, para poner los cimientos donde edificar un hermoso futuro de paz y amor, eso es el hogar, esa es la casa donde buscamos nuestros sueños volcar, es un sitio divino, donde llega Manolo, Mireya, don Juan, Benito, Lucia, tu, ellos, yo y muchos más, se respira amor de verdad, es un lugar donde podemos pasar el día, el fin de semana, un año, otro más y una vida entera. Camino abajo veo a una sirena, una campesina, una dulce chica de 17 años, un soldador de estaño, el viejo cartero, el soldadito que no sabe por qué, la vecina, todos aquellos que van a la misa y a la feria del domingo, todos ellos, todas ellas, es nuestra casa, esa que en un momento puede no estar, el motivo es algo personal, tuyo, mío o de quien pueda ser, de todas formas no existen historia donde no queramos una casa tener, es nuestra casa, esa donde queremos estar, donde pasa la juventud, donde se enciende el fuego, donde nos hacemos viejos, donde se planifica una vida entera, donde existe lo nuestro, donde florece una canción que vuelve las cosas hacia arriba y hacia abajo, donde la sombra se convierte en luz, donde estamos juntos, donde pisamos diariamente, donde los niños se hacen jóvenes, donde ponemos velas para celebrar el cumpleaños de los ángeles de la guarda, donde se dan señales de vida, donde llegar a viejos es más razonable y apacible, donde todo es más transitable, es el pedazo de tierra donde vive una familia, es aquel lugar donde puedes pasar todo el resto de una vida, donde se hace toda la historia, donde a la vuelta de la esquina es casi todo, o tal vez sea solo el lugar para besarte un fin de semana.
Adonis Palomar


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