viernes, 30 de septiembre de 2011
EL GRITO JOVEN
Muchachos que merodean por las praderas de la gran ciudad, simpáticas y sensible chicas que gritan y exigen como si un mundo está por partir, alcahuetes de nobles espíritus jóvenes, se inicia el jaleo y se llena el bolsillo de frustraciones escolares, allá van, nuevamente con los labios apretados y sin callar sus viejos dichos, quien fuese ustedes nuevamente para andar con abrigo y estar en un nuevo despertar, gritos con añoranzas pregonan una gran verdad, manojillos de hierva de una soledad, no tengan penas, no teman a ver caer una lagrima de una nueva oportunidad, cada noche todas las almas dan palmadas y cantan sus males, entre sus despertares está la nueva vida, gritan con la verdad de amores de siempre, allá van, marchando con nueva intensidad, allá van alzando sus brazos al sol, comprometiendo sus mantas y ropajes para un mañana sin viento invernal, pronto se escuchará el grito enérgico de muchachas y chicos que salen de sus madrigueras pidiendo un futuro mejor, nadie dirá que el perfume que huele en las revueltas calles es de flores, galoparán en potrillos y caballos de madera, jueguen en carruseles de plazas de viejos pueblos, allá van, marchando nuevamente por el medio de la aldea, se escuchan sus gritos, vienen de muy lejos, atravesaron caminos de piedra y secos arenales, pero siguen bien dispuestos, al hacer la noche guardará sus sueños en el viejo coche, quizás por la mañana en esa vieja ventana, verán nuevamente el amanecer que trae nuevos sueños, alimentarán lluvias de esperanza y levantarán nuevas amapolas, juntarán el dolor de los heridos, el manotazo duro será esfuerzo invisible, sin consuelo seguirán con paso largo el camino que madruga, temprano rodarán nuevamente el carro de la esperanza, no se perdona el desaliento, si mis manos son necesarias, allí estarán, si tienen que escarbar la tierra nuevamente, hasta los dientes duras herramientas podrán ser, volverán al huerto que quedo en el olvido, Angélica esperará en el portal al muchacho que partió en cabalgata, el de pelo liso y rojizo se volverá a encontrar con la princesa de la calle corta, todos tomarán una copa y emprenderán una nueva marchas en pos de la luna, en la palma de esa pradera podrán gritar inmediatamente su nueva inquietud, la marcha de los jóvenes no parará, hoy son ellos , mañana sus hijos y luego sus nietos, a la luz de las estrellas, tiernamente un joven siempre luchando estará, su alteza siempre tendrá que mirar con horror el nuevo amanecer, existiendo jóvenes de corazón, si no se entiende que lo justo es justo, el negocio no podrá resultar, es la salsa de la vida, el meollo de las generaciones, son el alma del recelo humilde del grito joven en esta sociedad.
Adonis Palomar
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