miércoles, 17 de octubre de 2012

CUANDO LAS PALABRAS YA NO SIRVEN

Cuando el alma y el espíritu necesitan del silencio, es la hora de callar, el viejo silencio se acerca y te tiende su mano, te ofrece caminar junto a él sin pedir explicación, es ahora y también después, que importa si alguien te mira pasar, que importa si las palabras son tu medio de expresión, que importa si muchas cosas quieres decir, es el momento de callar, cuando tu propio interior busca alguna explicación, capaz que un risa sin sentido se deje escapar, podemos coser un simple botón, patear una piedra o tal vez hacer algo sin razonar, que mas da si en silencio te debes quedar, el tiempo comienza a correr, parece que vuelves a respirar, se infla toda la caparazón, es como una gran inspiración, la camisa parece a punto de reventar, sueltas de a poco ese aire que entró sin respetar, ¡hum! que puede pasar, es la vida o la muerte te sueles preguntar, volvemos a caminar, la lluvia moja todo a su alrededor, los ojos, la nariz, la boca y el rostro en general, todo se empapa de tu sudor, eres una mañana o un atardecer, que importa si el silencio es el que dicta las normas de este transitar, quizás quieras que te vuelva a mirar, quizás da lo mismo el lugar, la interrogante es como un juego que llevas sin razonar, por la pendiente volvemos a bajar, y otra vez volvemos a subir, el viejo silencio no interrumpe a nadie en su transitar, puede gritar, zapatear y hasta el mundo destruir, pero cuando el trinar se debe apagar, la calma es la simple impresión, volveremos a escribir, volveremos a gritar, quizás el fuego del fogón ya se extinguió, se alarga la vida un poco mas pero es como silbar en medio de cualquier noche, el silencio tiene prisa, te puedo entretener pero jamás esconder la oscuridad en medio de un ramillete de fresas, ya son las diez, que diablos, la hora que es, aun no se ha puesto la mesa, pareces triste y sin florecer, es el silencio que contagia el amanecer, a cambio de un trago guardo el mas puro y exótico mutismo, secreto, reserva, disimulo al dibujar sombras del sigiloso misterio, tus manos acarician lo que el silente sosiego niega en la profundidad del herido silencio, ya quizá no esté el noble sentimiento donde fue a caer la profundidad del pensamiento, guardaré bajo siete llaves alcahuetes de nuestros sentimientos, esos secretos que teníamos en cada despertar, la soledad que da el silenciar todo es el olvido de horas perdidas, tal vez lea unas paginas de cantares solitarios, es hora de silenciar el sentimiento y la razón, entre tu y yo y todos los demás, palabras que ya no sirven de nada, se agotó el lenguaje de la verdad y todo lo que pueda existir, cuando las palabras ya no sirven de nada, el silencio está ahí, se hace a nuestra medida, toma nuestros sentidos y sale a escena sin nombrar lo que ofrece, bienvenido viejo silencio, es tu minuto en medio de la bocana de humo que florece cuando lo que fue ya no será. Adonis Palomar

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