miércoles, 26 de octubre de 2011

LUSTRÍN DE ESPERANZAS


Niño que lustras las esperanzas, estás en cualquier calle, en cualquier esquina, en cualquier vida, espantas al hombre que camina oscuro, tus manos sacan el brillo del alma, con exótica destreza sacas las sombras del espíritu del villano, tus manos traen un sueño, una ilusión que florece con amor, recitas viejas coplas, entre bambalinas de la calle oscura, sacas brillo a cada calzado humano, pequeño lustrabotas, estas aquí o allá, la vida te lleva de un rincón a otro, recorres entre escalinatas y mueves tus manos con un nuevo sueño, vienes conmigo y vas con aquel, el tiempo te marca la carrera con el pájaro azul, eres anónimo en medio de la carrera de la inmensidad de la noche, cuando no estas, siempre estás, el ritmo de tus pequeñas escobillas, levantan el telón del nuevo día, sacas de paseo a los calzados del pobre, del anciano o de la pequeña que actúa en el sagrado corazón, cualquier momento es el ideal, miras por la ventana, peleas para que tu lustrín lleve el betún que cualquiera pueda necesitar, en cualquier momento puede ser un gran día, apareces y brincas a la magia del brillo, el resonar de tu cajón, hace ritmo con un giño de la propia vida, cuando se debe pagar, el aire es natural y reconforta, resuena en el aire la música de tus pensamientos inocentes, combinas el golpeteo de las latas y las viejas escobillas, estas entre dos estaciones, en medio de callejuelas aprendes a volar, te pierdes en la vida de todos y vuelves por la noche a tu casa de madera, te veo de pronto y casi siempre, cuando tengo la tristeza del organillo, recurro a tu humilde cajón, poso mis calzados y dejo corre mis pensamientos, cierro los ojos y soy feliz, sin querer se abre la luna, los sentidos ya no juegan a los juegos prohibidos, la pasta se desliza por los zapatos del alma, y doy gracias por estar nuevamente con el lustrín de la esperanza.
Adonis Palomar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario