martes, 28 de junio de 2011

HOY LA VIDA ME REGALO UN SUEÑO


Cuando la llama de la fe se mantiene encendida, puede aparecer esa nube que te trae como una flor que ilumina la vida de todos, eres risa llena de chispas de vida y sueños, nos baja una estrella que borra los recuerdos amargos, canta una romanza que liga las hileras de titiriteros risueños y llenos de esperanza verdadera, las lluvias alimentan las almas y los corazones que se llenan de amor, manotazos fuertes y extendidos de desventuras y añoranzas, se siente tu calor y tu perfume, van formando un fuego que abriga nuestros cuerpos, tempranos de la mano vamos escarbando nuestros cuerpos, empiezo a volver al arrullo de los enamorados, a las aladas formas de la rosa, te siento muy cerca y te reconozco, eres una autentica embrujadora, escuché al gran macho croar, al príncipe de esa aventura se le vio salir y se cree que rió después de mucho tiempo, la luna se reflejó en el jardín frondoso y la princesa sin prisa se abrigó, se protegió del fuerte viento y dejó que su alma y su espíritu se llenaran del fresco y limpio aire de la vida nueva, toma lo que el destino te entrega, es una canción de amor y esperanza, es una carta que trae el ser amado, perdonar y buscar en la arena una luna llena, buscar el perdón y el amor perdido, el olvido no logra transformar todo en sombras, si estas allí, yo estaré allí, los dos tenemos el mismo miedo a morir, ambos tenemos las mismas ganas de amar, somos distintos y amamos con potente fuerza de un gran torbellino, los dos somos seres que juntamos hace años nuestras almas, probablemente nuestros cuerpos se internan en un paraje de sembradíos coleccionables, he tenido el placer de conocer a una dama que sigue inspirando al músico del alma, remueve las piruetas del corazón, hecho a volar el angustioso sentimiento de un caminante de la vida, ese que no puede llevar el paso firme si no viene a su sueño la verdadera compañía, esa que llena los momento y la vida entera, ese sueño que hoy he tenido, es el que llena mi circulo, llena mi corazón y mi vida entera.
Adonis Palomar.

viernes, 24 de junio de 2011

SILENCIO


Manta oscura y de dulce tibieza, amigo sincero e incondicional, llegas sin que te llamen, sabes cuándo te necesitan, eres el mejor. Gracias por sugerirme silenciar mi boca, silenciar mis oídos, silenciar mi espíritu, silenciar mi alma, silenciar mi corazón. Te doy gracias por sugerirme estar cerca de este amigo fiel, hoy, mi mayor reflexión será buscar el silencio puro y personal, solo yo y mi interior sabemos el por qué. Él va de mi mano, me acompaña en este momento, su sabiduría es mi fiel compañía, amigo, compartiremos un espacio, compartiremos un tiempo, compartiremos un dolor, estas aquí, es hora de ser igual a ti, me guardo en mi profundidad, ahora somos tú y yo, el silencio eres tú, el silencio soy yo.
Adonis Palomar

jueves, 16 de junio de 2011

PEQUEÑO FRASCO DE CRISTAL


Camino presuroso en medio de las sombras de la tarde, busco el final del día, mis pasos siguen unos tras de otros, sin pensar golpeo una pequeña botella que yace en medio de la callejuela, un pequeño frasco sin pretensiones mayores, triste y abandonado, nadie pareciera interesarse por una simple figura de cristal, sigo sin remover mis pensamientos, dos, tres, cuatro, cinco y otro paso más, de pronto, sin buscar explicación, detengo la marcha acelerada, no sé por qué, algo me retiene en el tiempo, se revuelven mis sentidos, un aroma me llega muy profundamente, vuelvo la mirada, ella está ahí, tirada sin pedir nada, como si esperara por su compañero, como estirando sus brazos, nuevamente el fuerte aroma remueve mis sentidos, pienso en cualquier cosa, pareciera ser mágico, el olor penetra por mi nariz, luego abro la boca y trago una suave bocanada de aire, está repleto de tu aroma, simple, sabroso, ¡um! aún recuerdo ese exquisito olor, trenza larga y mal de amores, estemos en el sur o en cualquier punto cardinal, sale el sol y voy buscando esos besos espirales, creo que marcan tus luces y esos graciosos huesos que se mueven al ritmo sofisticado del cadencioso hormigueo de la melodía , me disfrazo para declarar públicamente el amor a una sencilla pajareta, olvidos de rencores viejos, paso como ignorado, con viento y polvo, beso tu sombra, y recibo un eclipse total en mi respiro, otra vez ese dulce aroma, como el rocío que está a la salida, placer de dulzura y relajo, columpiándote en los alambres de la alegría, bailas como una cenicienta de porcelana, paso por el jardín de tu leal amistad, y veo lo sabroso de la vida, pasar y no verte, no puede ser, ese olor me enloquece y te siento muy cerca, es el perfume de todo lo tuyo, es una simple callejuela y te siento, no existe nada y estas cerca, el aroma me permite dejar el tiempo correr, se acerca el momento de los zapatos locos, es simple y no te puedo ignorar, la vos del músico que va pariendo melodías, se escucha con ecos donde se aleja el expreso de la tarde otoñal, donde van todos los ignorados, no somos tu ni yo, no sigamos especulando, la gente encantadora y todos aquellos que poco saben de todos, no logran ver nada, eres la predilecta, tienes un pañuelo sin arrugas, solo te siento, te llevo de la mano con tu encanto, pequeña felicidad de la vida, eres el cielo universal, es el olor que me hace pensar y parafrasear locuras, en medio de una simple callejuela, te siento y pareciera correr a tu encuentro, aquí estoy, parado en medio de una pequeña calle, no se ve nadie y pienso en ti, te recogeré y veré si estas allí, pequeño frasco de verdad, pequeño envase de cristal, que llevas adentro que me haces pensar, abro el portal de la ilusión y me llega tu olor, aroma a perfume de tu ser, eres tú, es la fragancia de tu cuerpo y el alma de verdad, sensible y de gran pasión, pequeño envase de cristal, me regalaste una sorpresa de verdad, el aroma ya está adentro de mi ser, casi te dejo tirado al igual que los demás, no podía ser, ella estaba en su interior, ahora podré seguir mi caminar, la llevo cerca, la llevo adentro, tú me regalaste el olor de esa mujer.
Adonis Palomar.

martes, 14 de junio de 2011

ADA LIBRE


Pasos presuroso de una extraña muchachita, camina en busca de algo perdido, la miro y no sé qué hacer, está algo nerviosa, estira juguetonamente su mano, saca algo de su bolso, ríe y mira al cielo, sigue caminando y vuelve a sonreír, que extraño, me pregunto, pareciera cantar con su dulce mirada, me embelesa, me contagia con sus movimientos, la sigo como si viera una majestuosa mariposa, pareciera decirme algo, deja todo y sígueme, escucho como si de su vuelo saltaran melodías que contagian mi alma, es cautivadora, el aire se mescla con las piruetas de la encantadora voladora, hecho a volar mi corazón, la siento como si se fuera, siento la angustia del vuelo sin retorno, sígueme, vuelve a repetir, como una voz mágica, un azote me llega, como un eclipse de una luz total, me pongo una venda en mis ojos, trato de volar junto a ella, el fuego se convierte en lluvia, pareciera bailar encantadoramente por los aires, hace miles de círculos, miro su vientre y se ve perezosa, la miro agitar juguetonamente sus alillas, se detiene en el aire, la enfrento y pienso en atraparla, vuelve a revolotear a mi alrededor, estiro mis manos, ella se acerca y parece no temer, se posa suavemente en la palma, da dos y tres saltos, vuelve a volar, pareciera estar probando mi reacción, es un rato largo, es mía y yo soy de ella, le vuelvo a ofrecer mi mano, se acerca y mostrando su majestuosa hermosura, abre las alas en su totalidad, sube a lo más alto y se deja caer en mi mano, ella ha entendido que su libertad no depende de mí, ella es cuan libre como quiera ser, puede llegar a mí y sentir mi calor, la vida es de ella, la libertad y el amor lo marca cada uno, pareciera mirarme a los ojos, y querer decirme algo, cierro los ojos y trato de enviarle un mensaje, hermosa mariposa eres tan mía como yo soy de ti, puedes estar en mi mano o partir de ella, la vida muestra quien te puede dar la confianza para vivir de verdad, vive, ríe y vuela hermosa Ada de los confines, eres mía cuando tú lo quieres, yo soy tuyo cuando yo lo quiero, cada quien se inventa su propia libertad, el piano de los cielos suena y suena, y el cristal de los cielos te refleja, vuela pequeña y majestuosa Ada de los confines, estaré esperando que te poses junto a mí, cuando el brillo de tu espíritu lo quiera, vuela, vuela, vuela, así sabrás que mi amor es para ti hermosa Ada de los Confines.
Adonis Palomar.

EL CANSANCIO DEL GUERRERO


El cansancio de un guerrero, se hace visible después de mil batallas, lucha y da un golpe tras otro, sostiene murallas y vuelve a golpear, nada importa, sabe que es el protector, el custodio de la existencia de su núcleo, ellos, todos ellos, los suyos, son su vida, son su propia existencia, el invencible espíritu que va tras la victoria seca el sudor y espera por el próximo combate, el tiempo se toma su revancha y acorrala al combatiente, es la hora de enfrentar otro desafío, el que pone la vida ante sus ojos, el que dicta las leyes y las normas en la larga existencia, es hora, nuevamente tienes que luchar, una voz a lo lejos le indica que es el mejor celador que puede tener una mujer y los suyos, el mira al destino y enfila nuevamente al combate, no sabe cuanto durará su fortaleza, en momentos parece decaer y la derrota lo vuelve a tentar, se nubla su mente y no sabe si podrá continuar, la duda se acerca y tiende su mano para llevarlo por un camino infernal, donde estás, donde te escondes, maldita victoria cuando has de llegar, una lucha eterna no se puede llevar. Otra vez, el cansancio nuevamente está, la amargura de no poder llegar, hasta cuando se puede aguantar, el dolor ya no importa, es el alma la que parece estallar, sin ninguna razón se oye un grito de desesperación, una espada, una lanza o un fusil, da lo mismo, el arma no se puede medir, en la lejanía los sones vuelven a resonar, la noche cae y es hora de descansar, pensamientos que vuelan para la mente reordenar, el silencio ayuda al relajo y a meditar, el cuerpo cae y se posa en suaves brazos de una mujer, la tibieza es maternal, el fuego es pasional, ella entrega lo que el luchador anhela de su amada universal, mientras las caricias a de recibir, su alma muy alto a de llegar, un momento de tregua es parte de la escena que debe vivir, sin esa humilde y sincera verdad, sin esa compañera incondicional, el guerrero no podría caminar, es el valor y la fuerza que recibe en el momento de la pausa antes de la batalla final, el noble luchador tranquilo puede estar, ella vuelve a su hombre a cuidar, no le importa desvanecer, total sabe que mañana él su vida por ella puede dar, son uno en una sola unidad, el nuevo amanecer da nuevas fuerzas al simple mortal, pareciera que la dulzura de su fiel compañera en inmortal lo hicieran parecer, el pecho, de frente nuevamente dispuesto está, es la hora de volver a gritar, el ruido y las luces de la gran ciudad parecieran todo revolver, el camino a lo lejos se ve, pareciera no importar, las fuerzas renovadas están, por ellos es hora de volver a luchar, el guerrero dispuesto esta, da lo mismo con quien se debe combatir, él sabe que lo suyo debe defender, dispuesto nuevamente esta, levanta la vista y vuelve a la realidad, es hora de combatir, una nueva batalla debe enfrentar, la vida es así, total que más da, cuando el cansancio otra vez lo vuelva a vencer, él sabe que a su hogar puede volver, el guerrero mil batallas puede dar, y si tiene que morir, por una causa justa debería ser, vuelve la mirada y se apronta a partir, la turbia sociedad lo vuelve a llamar, el no demora el caminar, sabe bien porque debe luchar, ya la noche volverá a llegar, y la cuna de su amada volverá a encontrar.
Adonis Palomar.

lunes, 13 de junio de 2011

ODA A LA DAMA DE LA OSCURIDAD


En un paladeo que nubla la verdad de la húmeda madrugada, te tomo a sorbos cortos y te dejo recorrer mi cuerpo como una suave sabia de hojas de la espesa selva amazónica. Con viento, con polvo o fango, eres un golpe en el alma, así es el sentido de la mancha de la escritura, da saltos en la llamada de pervertidos y caracolas, dama de la esquina, dama de oscura figura, te veo pasar sigilosamente entre ramas y vergeles de azotes del alma, una venda en mis ojos no me permiten ver tu sigiloso movimiento, así te siento, acércate ya que estás aquí. Sentidos y compromisos, entre sabanas que son alcahuetes, en el alma que se asoma al balcón, pasando el viento discreto, resucitando palabras que columpian tu nombre, no lo diré, lo ocultaré entre los pliegues de tus ropajes, te grito y saltas con tus trapos al aroma que juguetea con el golpe dulce del risueño grillo de la madrugada. Vas como una desconocida, pero pareces una cercana figura, te acercas cuando nadie te espera, te reflejas en la historia que se siembra en la noche azulada, sin más, salpicas ternura, pero tu aliento cae como gotas de furiosa lluvia de a mediados de julio, al volver la vista atrás, se ven tus huellas, cubiertas por el polvo que deja el golpe del caminante, dulce dama de la oscura figura, que pretendes con tu siniestra danza, que pretendes con la falsa sonrisa, dulce dama de oscura figura, donde vas, trepando por orillas de caminos inciertos, buscando la noche antes que el día, te ocultas de la verdad de la vida, te encierras entre espejos que reflejan todo lo que quieres ver y lo niegas, pareces una sombra en la oscuridad, da la impresión que quieres brillar, pero algo no te lo permite, es tu soledad, esa que llevas a tu lado sin darte cuenta, estas rodeada de figuras de manifiestas cercanías, pero no son más que sombras que se paran a mirarte y luego se alejan con una falsa sonrisa, dama de oscura figura, que buscas y dónde vas, te miro de reojos y no sé qué decir, la alegría, el dolor, la tentación, la mentira, la excitación, el amor, el odio, todo se junta a tu alrededor. Me apeteces, me agrada el sabor de la dulce risa del noble rocío matinal, miro desde la llanura de mi inspiración, tus ojos pardos son reseña de la claridad del futuro incierto de la verdad, ríe y salta dama de la oscuridad, siente el gozo y el placer que un día te di, te apoderas de la dulce melodía de mi aliento, allí estas, como danzando con los compases del ritmo de las notas del viejo instrumento, te veo y te ves, refleja tu silueta donde cae la sombra de la noche, por esos pasillos, por esos senderos, por esos hilos que caen entre las delgadas ramas, bajas buscando tu respuesta, te descuelgas tratando de encontrar tu verdad, el tiempo corre a tu lado como soplo fatal, quizás un día la luz llegue a tu cuerpo, quizás un día la luz llegue a tu alma, tal vez sea ese el momento en que se ilumine tu corazón, yo no sé dónde estaré, la vida sabe lo que escribirá, quizás sea el momento en que el sol nuevamente brillará, si yo cerca no estoy, un halo de mi espíritu rondará, tu tal vez nuevamente como una reina te verás, si vuelves a sonreír, la dama de la oscuridad a lo lejos quedará.
Adonis Palomar.


viernes, 10 de junio de 2011

DESPUES DEL VIERNES


La jornada empieza a terminar, viene otro descanso, pareciera como si nos ausentáramos, aunque bajo la tierra pareciera estar, igual escribiré, cuando me consuma por esos claveles que corren encima de mis huesos, las palabras igual producirán un trastorno y un alimento para mi corazón, te miro en un rincón y correré con mi alma sin encontrar una frontera, toda esa vida estará cubierta con arena y con una espuma que se agita en el ruidoso mundo, se podrán cruzar mudos o ciegos, o quizás a quien le importe las miserias, las deudas o las alegrías humanas , más la gente encantadora salta como un ciudadano extraño y se siente predilecto en esta tierra, vamos por paseos y pasillos enroscando pensamientos de vida de hoy y de mañana, tanto como la llama de la fe, se va por el camino perfumado que toca tus pechos y todo tu ser, galopando en un potrillo, subiendo como un fugas sentimiento de magia y terribles sensaciones. Que calentura tiene esa mano que recorre los geranios que están dentro de tus bellos ojos, como una bocanada de aire puro de madrugada, me parece estar viendo esa presencia de una figura sobre ese majestuoso carrusel de la vida.
Sígueme como si fueras parte de una bella música o como si estuvieras dentro de un poema de un loco libre, ese que aún conserva una esperanza de una vida que pareciera ir por las paredes llenas de amor, buscando una compañía que roza los sentidos y hace saltar las chispas de la emoción de los rojos espíritus, esos que te toman como si fueras apareciendo después de mucho tiempo, no te veía desde hace mucho y te escribo para recordar esos tiempos pasados, de la caracola de la esquina, esa que siempre fue nuestra, donde estabas, donde te habías ido, entre tinieblas y caricias esparcidas por todos los sentimientos que van y que dejan esa huella, así, así, declararé públicamente eso que va de sur a norte, donde se ponen los cimientos de una vida de grandes pronósticos para mañana, sintiéndonos a salvo de esa humilde pereza, sintiéndonos a salvo de esa bulla y de esos incómodos zapatos que sorprenden lo amable que son cuando saltan de tus pies, dando respiro al alma y sonriendo fácilmente por que llega un nuevo descanso, y dan un grito cuando saben que tienes la vida entera, cantos de a dos, no de uno mas uno, eso es, te tengo de frente nuevamente, como si no hubiera pasado el tiempo, es como un café en el desayuno, caliente y placentero, sobretodo cuando las gotas de la lluvia caen sin cesar, que agradable tocarte y sentirte en una mullida cobija del granero, silencio, un poco de silencio, para escuchar el latido de tus sensaciones y la pureza de lo nuestro, ya es hora del descanso, llega por fin, esta de regreso, la pausa del hipnótico mundo, está aquí, nos vemos nuevamente, estamos reflejados como no hacia tiempo, eres la bella de esa vida, es hora del sosiego y de la tierra baja, volverse en rodada por unos minutos y sumirnos en el desafío del aroma del descanso, salud mi hechizo, salud mi nueva locura, es un trago por este paréntesis de la carrera loca de la vida.
Adonis Palomar

miércoles, 8 de junio de 2011

PALOMITAS DE MAIZ


Palomitas de maíz, calentitas las palomitas, quiere para llevar o para servirse altiro, amigo, le doy dos o una grande, -que frio hace esta tarde señora Sole, ya se va pa la casa, llévele a los niños unas palomitas, juega el colo en un rato más, vendo otro poco y me voy pa la casa, la vieja me tiene una sopita, me abrigo y escucho el partido, que le vaya bien, la veo mañana-, palomitas, calentitas las palomitas.
El rito se repite todas las tardes, la venta de palomitas es cosa de rutina, todos los que pasan por esa calle compran el preciado manjar, pocos le hacen el quite a las sabrosas palomitas de maíz, el viejo vendedor grita y grita su valioso producto, en la fría tarde el fuego de la pequeña cocinilla resopla sin cesar, mientras el palomero revuelve el sabroso manjar, la negra olla cubierta por el tizne, muestra el paso del tiempo de este viejo negocio, para grandes y chicos es este preciado producto, quita el hambre y sirve de entretención, es un embeleco que los caminantes comparte mientras van en busca de su destino, unos se dirigen a sus casas, otros toman el transporte colectivo, algunos simplemente caminan dejando atrás sus huellas en el gélido atardecer, cada tarde cuando regresamos con Tomas desde el colegio, nos encontramos con el viejo vendedor y el mundo que lo rodea, revuelve y revuelve, al ritmo de los caminantes, los pasos presuroso de los transeúntes no aminoran el salto de las inocentes palomitas, cada semilla va de un lado a otro en la gran olla, “dale que dale, dale que dale, dale, dale, dale que dale…” parecieran gritarse unas a otras en una sofisticada danza, da la impresión que se mesclaran sutilmente con las delicadas gotas de aceite, el viejo maestro revuelve y revuelve sin parar, pareciera estar coludido con su producto, el compás musical lo marca con un largo cucharon, da los toques precisos para que cada esbelta semilla, salte como corresponde, vuelan por los aires antes de caer en los brazos de otra danzante, a los ritmos de cada palomita, el mundo gira fuera de la olla sin enterarse que el delicioso producto pronto estará a punto, hombres , mujeres, chicos, grandes, negros, gordos, flacas, jóvenes, viejas, y todo cuanto existe en la selva humana, pasa frente al fenomenal viejo y sus palomitas.
La vida sigue su curso, fuera de la majestuosa olla, el mundo se enfrenta a su realidad, la alegría se confunde con la tristeza, la bulla con el silencio, las mujeres con los hombres, los ricos con los pobres, todos, todos juntos en un ir y venir de esta agitada sociedad, mientras el mundo busca desesperadamente su futuro, llegamos al lado del artista principal, -como está amigo, un paquete para llevar-, Tomás mueve la cabeza afirmativamente, la bolsa queda llena de las sabrosas palomitas, con una seña nos despedimos del amigo palomero y seguimos caminando, la conversación se hace más sabrosa, mientras compartimos un paquete de este simple manjar, dejamos atrás la rutina del mundo real, total que más da, nosotros volvemos a nuestro hogar y el mundo de las palomitas sigue en la danza hasta el final.
Adonis Palomar.

jueves, 2 de junio de 2011

JUGOS DE LA VIDA


Es una fría mañana de otoño, la gran ciudad empieza a despertar, todos corren por llegar pronto al lugar de sus trabajos, en la Bolsa, una calle donde supuestamente se transan millones de pesos, dólares, euros y otras monedas del mundo financiero, está ella, Rosalinda, indiferente a todos los transeúntes, unos corren y otros caminan presurosos, casi nadie se da cuenta que en una orilla de la calle se encuentra esta sencilla mujer, mientras el mundo gira a su alrededor, prepara sus humildes productos para la venta mañanera, todos los días se levanta muy de madrugada, sabe que si no vende no come. Yo, al igual que muchas personas, e pasado por su lado y muchas veces no la he visto, o quizás no la he querido ver, es la frialdad con que miramos a nuestros semejantes, cuando el mundo no nos golpea directamente, no paramos para ver qué pasa a nuestro lado, es sencillo y muy simple, el egoísmo con que nos trata la sociedad, nos hace devolver con la misma moneda la mirada a los demás, no puede ser, es hora de parar, es hora de mirar, es hora de pensar, es hora de creer en un mundo mejor. Rosalinda se sorprende al verme a su lado, casi nadie la saluda ni menos le preguntan quién está junto a ella, su cara denota el cansancio de una mujer vieja y esforzada, humildemente me pregunta si quiero un jugo, casi asustada me queda mirando, yo le devuelvo la mirada, me agacho un poco para ver el interior del pequeño coche que permanece silencioso a un costado del improvisado negocio, ¿cómo se llama?, pregunto con algo de curiosidad, ella se da vuelta y me contesta con una voz casi apagada, -“Vairon”, es mi nieto, me lo va a quitar, lo traigo todos los días, no se puede quedar solito, sus papás trabajan y en la casa no queda nadie, tenemos que trabajar todos para tener algo más de dinero, no soy de acá, pero me siento bien en Chile, en un rato más le daré su leche, ahora duerme el muy flojonazo-, habla sin parar, casi no he tenido que preguntar nada, es como si necesitara ser escuchada, la sigo mirando y sigue con su relato, me cuenta de su familia, del tiempo que lleva en el país, y de algunas penas que amargan su corazón, vuelvo a mirar el interior del pequeño coche, el tesoro de la vieja Rosalinda, sigue durmiendo, está forrado en varias mantas que apenas dejan ver su cara, quizás el pequeño este soñando y vuele por el mundo inocente de la niñez, aun no es hora de enfrentar el mundo real, afuera su abuela se gana el pan con las fuerzas que aún le quedan para luchar, le compro un jugo y me despido de ella, luego de dar unos pasos me devuelvo a mirar, ella sigue arreglando su mercadería, la gente pasa y vuelve a pasar, todos caminan presurosos, a algún lugar tienen que llegar, la fría mañana envuelve todo, el mundo financiero empieza a girar, en la orilla de enfrente Rosalinda y Vairon luchan por sobrevivir, el jugo de vida se tiene que vender.
Adonis Palomar