viernes, 6 de mayo de 2011
CAMISA CELESTE
El vendedor de paltas, el viejo que canta junta a la abuela, los vendedores ambulantes que escapan de los señores que los persiguen, los gritos de la mujer desesperada, atrápenlo, atrápenlo, los guardias corren tras el, todo el mundo parece convincente, pero voy por esa calle tratando de comprar esa camisa celeste, tengo que encontrarla, comprar, comprar, que no escape. El bus del Transantiago, y los automóviles contagiando con su ruido en el silencio de la bulla de la tarde, estoy aquí, por mi camisa celeste, déjalo todo y sígueme, voy por allí, donde la chica enamorada lee su carta, va la pirueta del mal de amores, el tren al sur que ya se va, los cardinales que florecen en la madrugada ya no están, probablemente los cachorros estén esperando que llegue a la casa con prisa, hombres que corren sin darse cuenta de las intenciones del mundo actual, entre esos tipos voy yo, rodeado de los escoltas de turno en esa tarde, al compás del ruido de las bocinas, la voz del músico y esos que discuten por nada, cuentas pendientes, y cosas que te impulsan a correr, un eclipse en la tarde y una venda en los ojos que en ocasiones no te deja ver, así es la vida, así es el fuego y el agua, caricias suaves y papel de lija, voy por mi camisa celeste, en esta tienda puede estar, muchos colores y tallas, pero no está la que yo busco, así es, una puerta y otra mas. Ve por allá, dice ella, compro y no compro, dejé el tiempo correr y camino por la calle larga, se acerca el tiempo y la veo entrar al amable burdel, se ve como si pierde la vida entera, pero ríe y yo recuerdo mi camisa celeste, es una señal del ultimo beso, es como una emboscada en medio de la vida diaria, vuelvo la mirada y vuelvo a preguntar, no tenemos, contesta ella, con un sonrisa de amargura, me voy por los tejados tratando de ver mas lejos de lo que debería contar, ya se va el tiempo y no la tengo, mañana la seguiré buscando, total es una simple camisa celeste, la vida es mas, es mas que un éxodo de una golondrina, es como un beso de la tarde otoñal, eso es mi camisa celeste, ya mañana la encontraré, total puedo volver a caminar y encontrarme con la calle, con la tarde, con el viejo que canta, con el sol que amanece, con los gritos y con el pájaro sin aire, con el ayer, con los gigantes de viento, con todo lo que ayer estaba aquí, ya vendré nuevamente por mi camisa celeste.
Adonis Palomar
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