El tema de la infidelidad es difícil de tratar, sobretodo en una sociedad como la chilena, en muchos casos separarse y terminar el matrimonio es la solución más fácil para aquellas personas que atraviesan por un caso como el mencionado. Con esta actitud se deja de lado la posibilidad de buscar solución a un conflicto, que si bien es grave, puede ser doblegado por la buena disposición que ambos tengan por encontrar juntos la salida a un laberinto complicado. Perdonar implica un profundo proceso de reencuentro con el amor, es “apostar” por un volver a empezar. El tema se puede analizar desde diferentes puntos de vista, uno de ellos es aquel que no sea el condenatorio, más bien desde una perspectiva que incluya el perdón y el reconocimiento de culpas, con todo el gran sufrimiento que ello implique y el arrepentimiento verdadero que incluye un acto de dicotomía trascendental en una pareja. En una sociedad machista como la chilena, una infidelidad femenina es mucho más difícil de sobrellevar que cuando el infiel es un hombre. Hablar de la infidelidad femenina y el perdón del hombre en verdad es mas fácil cuando se tienen los ejemplos a la mano, un diario capitalino publicó algunas entrevistas a parejas que pasaron por este gran dolor, las cuales nos muestran que en verdad es posible superar esta etapa de la vida reencontrando el verdadero amor. La pareja entrevistada hizo prevalecer el deseo de reiniciar el proyecto común iniciado el día en que se unieron como marido y mujer. Luchar contra todo el dolor y desencanto que significó la infidelidad de Daniela. Después de tener a su único hijo, la relación se hizo rutinaria, como suele suceder cuando no se cultiva, había carencia de comunicación.Daniela comenzó a sentir la falta de algo. Santiago era un tanto distante y poco cariñoso. Apareció la persona que ofrecía más oído a sus necesidades afectivas, ella se deslumbró y cayó en las redes de un encantamiento fugaz, y según lo reconoce hoy, "idealicé una vía de escape que finalmente era sin salida".Ella comenta: "La persona con quien me enredé, parecía ser lo que yo buscaba, pero... Son momentos en que uno se deja llevar, creía que él sí me iba a escuchar y darme el afecto que yo necesitaba, pero me equivoque y fue un error que tuve que pagar caro".Santiago se fue de la casa y permanecieron cuatro años separados, cada uno trató de seguir con su vida, unidos fuertemente por el lazo que significaba su hijo.Santiago manifiesta que durante el tiempo que vivió sin Daniela, siempre tuvo la esperanza de que ella iba a recapacitar: "Luche por ella. Lo ocurrido creo que fue por un desfase en nuestro caminar de pareja, obviamente fue lamentable y doloroso, pero sucedió. Sentía la soledad, el dolor de un engaño, pero por otra parte se despertaba en mi un aliciente en el amor que nunca murió".Daniela agrega: "Actualmente nuestra relación íntima como pareja es mucho mejor que antes de separarnos. Para llegar a este punto se requiere de mucho amor, cariño delicadeza y, sobre todo, comunicación. Con esfuerzo nos situamos en el presente con la idea de continuar juntos, convencidos que ambos creíamos en esta apuesta que incluía el perdonar una infidelidad y ser capaces de dar vuelta la página y dejarlo atrás".Daniela tomó el arrepentimiento y Francisco el perdón como despertadores de aquel amor, que como él lo afirma, "estuvo dormido durante el tiempo que duró su separación".
En la medida que el vínculo es más sólido existe la posibilidad de seguir con una relación donde hubo infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Cuando el amor y la profundidad de la relación permiten superar esa aventura, ambos salen fortalecidos.Andrea y Alejandro, son los nombres ficticios de la segunda pareja que comparte su historia, entregando su enseñanza sobre el valor del amor y del perdón sobre el rencor.Hoy, con 17 años de casados y tres hijos, parecen una pareja de recién enamorados, que no delata la profunda y grave crisis que significó la infidelidad de Alejandro cuando llevaban ocho años de matrimonio. Una aventura que lo llevó a dejar su familia por dos años de convivencia con su amante."En ese tiempo era muy introvertida, dice Andrea, no daba facilidades para una buena vida en pareja… Inconscientemente dejé de lado mi labor de mujer y esposa, no entendía que debía ser también una esposa amante... y a la larga ello fue provocando que mi marido se desencantara de mí".Alejandro, manifiesta, mi error fue nunca decirle lo que me faltaba, lo que necesitaba de ella".Él nunca reconoció su infidelidad frente a Andrea, con todos estos problemas llegaron al acuerdo mutuo que él se fuera de la casa, sin que Andrea supiera efectivamente que se trataba de un adulterio. Durante esos dos años, hubo reencuentros fugaces con su esposa, la señora se convertía en amante. Andrea quedó embarazada de su tercer hijo. Al comunicárselo a su marido la respuesta de este fue de rechazo. Ante esta situación, sola con sus otros dos hijos, tomó la decisión de abortar.Alejandro después de enterarse del aborto y del deseo de separarse legalmente por parte de Andrea, reflexionó sobre su traición, y de lo que su mujer fue capaz de hacer por él. "Un fin de semana, literalmente la rapté. La pase a buscar a su trabajo y me la llevé fuera de Santiago. Me di cuenta que estaba perdiendo a quien además de ser la madre de mis hijos era la mujer de mi vida. Ahora todo estaba en sus manos, si ella me perdonaba sería empezar nuevamente, pero en un amor mucho más profundo y verdadero. Toqué fondo, pasé por alcohol, drogas e incluso casi el suicidio", comenta Alejandro.Al consultar a Andrea sobre cómo se puede llegar a perdonar algo tan grave como una infidelidad, ella responde: "me costó mucho reconocer mi culpa en este problema. Pero por esa infidelidad, pude ser más grande como persona y como mujer.
Para muchos, en estos testimonio el perdón puede que no tenga cabida, pero más allá de lo que la razón analiza, hay algo más fuerte, que muchas veces no sabemos comprender, y es el amor. Si pasan por una situación igual, ¿ustedes que harían?.
Adonis Palomar.
En la medida que el vínculo es más sólido existe la posibilidad de seguir con una relación donde hubo infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Cuando el amor y la profundidad de la relación permiten superar esa aventura, ambos salen fortalecidos.Andrea y Alejandro, son los nombres ficticios de la segunda pareja que comparte su historia, entregando su enseñanza sobre el valor del amor y del perdón sobre el rencor.Hoy, con 17 años de casados y tres hijos, parecen una pareja de recién enamorados, que no delata la profunda y grave crisis que significó la infidelidad de Alejandro cuando llevaban ocho años de matrimonio. Una aventura que lo llevó a dejar su familia por dos años de convivencia con su amante."En ese tiempo era muy introvertida, dice Andrea, no daba facilidades para una buena vida en pareja… Inconscientemente dejé de lado mi labor de mujer y esposa, no entendía que debía ser también una esposa amante... y a la larga ello fue provocando que mi marido se desencantara de mí".Alejandro, manifiesta, mi error fue nunca decirle lo que me faltaba, lo que necesitaba de ella".Él nunca reconoció su infidelidad frente a Andrea, con todos estos problemas llegaron al acuerdo mutuo que él se fuera de la casa, sin que Andrea supiera efectivamente que se trataba de un adulterio. Durante esos dos años, hubo reencuentros fugaces con su esposa, la señora se convertía en amante. Andrea quedó embarazada de su tercer hijo. Al comunicárselo a su marido la respuesta de este fue de rechazo. Ante esta situación, sola con sus otros dos hijos, tomó la decisión de abortar.Alejandro después de enterarse del aborto y del deseo de separarse legalmente por parte de Andrea, reflexionó sobre su traición, y de lo que su mujer fue capaz de hacer por él. "Un fin de semana, literalmente la rapté. La pase a buscar a su trabajo y me la llevé fuera de Santiago. Me di cuenta que estaba perdiendo a quien además de ser la madre de mis hijos era la mujer de mi vida. Ahora todo estaba en sus manos, si ella me perdonaba sería empezar nuevamente, pero en un amor mucho más profundo y verdadero. Toqué fondo, pasé por alcohol, drogas e incluso casi el suicidio", comenta Alejandro.Al consultar a Andrea sobre cómo se puede llegar a perdonar algo tan grave como una infidelidad, ella responde: "me costó mucho reconocer mi culpa en este problema. Pero por esa infidelidad, pude ser más grande como persona y como mujer.
Para muchos, en estos testimonio el perdón puede que no tenga cabida, pero más allá de lo que la razón analiza, hay algo más fuerte, que muchas veces no sabemos comprender, y es el amor. Si pasan por una situación igual, ¿ustedes que harían?.
Adonis Palomar.
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