Hoy salí a caminar sin rumbo fijo, como lo hago habitualmente, llevaba algo más de una hora de tranquila caminata, cuando de pronto sentí una alegre y contagiosa música, un grupo de personas con diferentes disfraces bailaba e invitaba a los transeúntes a unirse a su pequeño carnaval, sin mediar pregunta alguna, saque mi pequeña cámara fotográfica y empecé a inmortalizar lo que estaba viendo, ellos al percatarse que yo los fotografiaba, trasladaron su festín a mi lado, antes que me diera cuenta, me vi rodeando por los bailarines, saltaban, reían y jugueteaban al ritmo de la música, me anime y seguí su ritmo al mismo tiempo que seguía sacando fotografías, esta situación se repitió por varios minutos, los transeúntes que a esa hora circulaban por esa avenida se detenían a mirar lo que ocurría y algo desconcertados buscaba alguna explicación a tan rara situación, unos se preguntaban, ¿que están celebrando?, otros solo reían, unos cuantos se aventuraban a dar rebuscadas explicaciones, el caso es que poco a poco se fue reuniendo gente, la que intentaba seguir el ritmo con palmas y cantos, cuando pasaron algunos minutos, la comparsa se traslado a otro lugar donde siguieron alegrando a los extrañados caminantes. Después de aproximadamente cuarenta minutos de compartir cantos y música, el grupo se detuvo a un costado del parque por donde pasaban en esos instante, meditaron algunos minutos, compartieron pensamientos y realizaron algunos ejercicios de relajación, posteriormente a esto, conversamos y nos conocimos un poco. Era un grupo de personas que participa en un taller denominado “terapia payaso”, los integrantes eran varias profesoras, una psicóloga, un sociólogo, una monitora del taller de terapia de relajación, el encargado del taller “terapia payaso” y un cantor callejero que fue invitado a unirse a esta ingeniosa experiencia, la idea era mezclar técnicas de terapia de relajación con acciones jocosas y divertidas de los payasos, en esta oportunidad se les ocurrió la ingeniosa idea de compartir sus experiencias con los transeúntes que a esa hora caminaban por una calle cualquiera, los resultados fueron asombrosos, la sorpresa, el entusiasmos y la participación que causo en las personas sobrepaso lo esperado. Luego de compartir unos minutos se dio por finalizada la jornada, en forma conjunta sacamos como conclusión que a nuestro mundo en verdad le hace falta desconectarnos verdaderamente del sistema en que vivimos, estamos insertos en una maquina que produce trastornos y seres amargados, la felicidad esta oculta y nuestra sociedad no logra disfrutar de los pequeños detalles que hacen que el amor sea la prioridad numero uno de las personas.
Adonis Palomar
Adonis Palomar
una experiencia muy entretenida con un gran terapeuta, jorge villalonga, felicitacines por las fotografias y tu comentario de la actividad. sergio astudillo, pintor
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